viernes, 12 de noviembre de 2010

Un cuento para expresarlo más fantástico

Si la realidad suena muy mal a veces es preferible contarlo en forma de historia, y mejor si lleva en él un poco de magia. Allá va....

Érase una vez, una joven princesa que habitaba en un mundo caótico. La princesa tenía ganas de transformarlo y hacer de ello un reino feliz, pero siempre se encontraba con la atenta mirada de la magia negra, quien la vigilaba y la impedía actuar. A veces, ella se aislaba en su dormitorio escuchando música que la hacía evadirse y creer estar en un mundo mejor.


A parte de este, otro de sus muchos problemas era el de encontrar un joven y apuesto hombre al cual amar. Creía que, en su vida, dentro de todo ese caos, sería imposible encontrarlo. Hasta que paseando un día por la villa se fijó en un persona... y a través de su bola mágica seguía sus pasos, observaba sus movimientos; todo en él era interesante... y se enamoró.


Esta princesa era muy valiente, pues ya se había enfrentado a innumerables peligros, pero nunca había sabido lo que amar conllevaba. Necesitaba estar con esa persona, la quería tener a su lado, y que él la amase también. Se armó de valor, no sin antes consultar con sus consejeros, y allá fue dispuesta y decidida, en medio de todo el caos, a declarar a ese apuesto muchacho de ojos verdes el amor que hacía él sentía.
El muchacho reflexionó, dudó...¡era la princesa! Con tono indeciso incitó a la princesa a esperar una respuesta. Ella marchó a su desolado palacio y allí lloró y sufrió lo que nunca antes. La noche pasó lenta y pesada, y al día siguiente nada parecía haber cambiado. Resultaba que el joven sentía cierto miedo, y ella tuvo que visitarle de nuevo y escuchar su respuesta. Evidentemente, no podía negar a la princesa. Y entonces, notó cómo los ojos verdes se fundieron con su alma.


Ella fue feliz durante un mísero día, en el cual decidió luchar acompañada de su amado contra esa caótica situación. El muchacho no acostumbrado a altos riesgos y menos acompañado de su excelencia, decidió dejar esa vida compartida y regresar a la suya... La princesa se llevó un gran disgusto. La primera vez que notaba fluir el amor por sus venas, se había convertido otra vez en ese sentimiento de tristeza y depresión. Pero, un poco más tarde, se propuso no preocuparse por un hombre que no la amaba... Era mejor esperar al verdadero, con el cual transformar su vida. Mientras tanto, siguió aislándose cada vez que podía en su mundo musical, donde nada era triste, donde nada importaba, donde todo era tal cual ella imaginaba.



http://www.youtube.com/watch?v=4Kvd-uquuhI
(La canción ambiente de hoy es: A Beautiful Lie, 30 Seconds To Mars)

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