El sol bañaba la ventana. El
aire pedía permiso resoplando para entrar, yo no se lo
impedía.
¿Qué quieres contarme
esta vez?... ¿Que me vaya?... Oh, no. No puedo hacer eso.
¿Que huya?... No, por Dios, no.
Sólo soy la niña que
quería ser mujer, la mujer que quería ser niña.
El desgraciado humano que nació. Aquél que tiene que
morir y es consciente de ello. El sol guía su camino, la brisa
lo arrastra y la luna lo convierte en recuerdo. Nada les importa,
todos cumplen con su deber. Así ha sido y así será.
Hasta que las estrellas dicten que eso pertenece a un tiempo pasado y
todo puede cambiar de rumbo.
No te alborotes, Eolo. No voy a
escapar. No...tampoco yo sé el porqué.
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